viernes, 11 de septiembre de 2015

Gaspar el cuento

Hace poco cumplí un año... todo cambia después d esa primera torta y su velita.

Desde entoces pasan cosas nuevas y extrañas. Todo se siente distinto, escucho y veo más, mucho más...y todo quiero tocarlo, tomarlo y tirarlo.

Como ya sé caminar y correr me apuro antes de que me digan :-¡cuidado! Así logro atrapar mis tesoros.

Pero no todo es fácil. Desde esa primera velita los grandes me piden más cosas. Por ejemplo ahora todos quieren que diga "mamá". Yo quiero mucho decirlo, pero no puedo, no sé porqué, pero no me sale.

Todos están pendientes de que diga esa palabra, en mi casa y en la de mis abuelos. La casa de mis abuelos es gigante, tiene muchísimas piezas y cada una tiene miles de objetos. Incluso hay un lugar al que no me atrevo entrar: el escritorio de mi abuelo. Ahí viven unos extraños seres sin cuerpo, que están colgados de la muralla. Les llaman máscaras, son caras, ¡pero sin ojos!

Ayer estaba con mi mamá y mi abuela en la casa gigante.
Mi abuela decía:- es fácil, repite, mamamama, dilo ¡mamá!
Al ver la cara de ilusión de mi mamá sentí que esta vez sí lograría decirlo, pero cuado abrí la boca me salió:- guau guau.

Salí corriendo, enojado y llorando ¿porqué mi boca no me hace caso? No quería que me siguieran, me iba a esconder y solo había un lugar para hacerlo: el escritoro de las máscaras.

Apenas entré sentí frío y miedo, las máscaras me estaban mirando sin ojos. Me sentí valiente, las miré fijamente, una por una, todas tenían la boca cerrada, los labios juntos, pegados suavemente.

Me llamó la atención la más oscura, parecía suave, ¡tengo que tocarla! Ya estaba ahí, ahora solo faltaba subir la silla para alcanzarla ¡la tengo! la máscara negra estaba entre mis manos.

Era pesada y realmente suave, tanto que mis dedos no pudieron seguir sosteniéndola. Se me soltó,traté de agarrarla en el aire, pero caímos juntos; la máscara y yo mirándonos frente a frente desde la silla al suelo. A mí no me pasó nada, pero la máscara se quebró justo entre los labios, soltó un sonido hueco y perfecto separando la boca :-¡ma!
¡Así era! ¡vi como nacía el sonido! Primero había que tener los labios suavemente cerrados y luego dejar pasar el aire
:-mmmm, mmma.
:-¡Gaspar! ¿dónde estás? ¿qué estás haciendo?
:- mmm, ¡mamá!